Desde que te fuiste, Amor, apenas me apetece probar el exilir de ambrosía en la copa de la vida. No veo sentido alguno caminar por las calles en las que tiempo atrás me paseabas de la mano y no sé si es coherente eso de comer y dormir, si ya no sirve para que vuelvas. Alegría también ha optado por marcharse y no logro si quiera que pase por casa un ratito, aunque sea pequeño, que se tome un té y charlemos. A veces creo que se fugó contigo. Normalmente me encuentro con Tristeza vagueando por las avenidas oscuras de mi corazón, y eso que hace tiempo que no la veía, siempre cuando menos la espero y cuando me saluda, me quedo con cara de no saber contestar. Además, siempre se sienta en mi cama, sin que nadie le haya dado permiso, ella es así de pesada. Me he acostumbrado a su compañía, casi nunca habla y no me molesta, pero sí es cierto que me inquieta cuando noto su fría mirada clavada como acero en mi nuca, mirando como escribo cartas a Amistad pidiéndole que me llame y quedemos en el parque de siempre o, simplemente, para preguntarle si se acuerda de mí alguna vez. También ha regresado Soledad, ¡qué de tiempo sin tí!, me atreví a decirle la primera vez que me la crucé por las escaleras de mi mente. Es dulce y mimosa, no para de abrazarme y me acompaña a todos lados; son pocas las veces en las que no conversamos animadamente, aunque Silencio llegue enfurruñado y nos haga callar. El otro día vi a Amargura istalada en mi cuarto. No quiero que se quede mucho tiempo, siempre ha sido bastante antipática y cítrica como un limón aunque, ¿sabes?, se queda conmigo en los peores momentos, cuando el señor Tiempo se va tan rápido como ha venido, y sin avisar.
Tengo miedo de que aterrice al avión de Apatía sobre esta pista, porque, de ser así, ya no podría amarte como ahora. Pero quizás sea lo mejor, olvidarte. Debo de tener su número de móvil bajo la almohada.
Usar los sentimientos como personajes con nombre propio le ha sado un giro a hablar de ellos ^^
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